Pero sí, soñé, y lo que sé de ese sueño, es que yo estaba ahí, el lugar era ese, la angustia estaba ahí como siempre siendo mi única compañera, y lo más importante y de lo que estoy muy segura es de que Él estaba ahí. Estaba ahí, sí, pero no creo que yo le importara, sólo estaba parado, mirando hacia el vacío, una sola vez me miró, con esa mirada profunda, clara, directa, y por sobre todo hermosa, todo cambió, ya no estoy segura si yo estaba ahí, si el lugar era ese, nosé si seguía soñando, si estaba despierta, si estaba muerta o estaba muriendo, pero nada importaba, me sentía hipnotizada, atrapada y de un momento a otro vacía, no supe porque hasta que me di cuenta que mi compañera ya no me acompañaba, que ese peso se había ido, ya no me perseguía nada ni nadie, era yo contra el mundo, yo sola, por primera vez, pero, Por qué no me movía? Sería este Mi cielo? el seguía ahí, parado, inmóvil, sólo mirando, cuando note devuelta su presencia me di cuenta que me atravesaban otros sentimientos, pero no era alegría, ni enojo, no era tristeza ni felicidad, era una confusión, no sabía cómo era sentir otra cosa que no fuera mi pesada y apreciada angustia.
Lo miré devuelta, no se había movido ni un centímetro, seguía ahí expectante, no lo dude más y comenzé a caminar, a los pocos pasos frené, temía que saliera corriendo, pero su mirada, ay!, esa mirada, debía acercarme más, asi que me obligué a seguir caminando. Cuando estaba a 5 centímetros de su persona, tuve una nueva sensación, una clase de miedo, y si lo tocaba y desaparecía? y si dejaba de mirarme? y si yo desaparecía?
Moría por sentirlo, por abrazarlo, por sentir que me abrazaba, moría por encerrarlo en mis brazos, así no volvería a escaparse jamás, moría por que nos quedaramos quietos y abrazados por siempre, y una pregunta interrumpió mis pensamientos, y si ya estaba muerta..?
No pude más y me adelanté lo seguí mirando un tiempo casi infinito, hasta que decidí que no quería dejarlo ir nunca, quería que me mirara toda mi vida, o en el caso de estar muerta, toda la eternidad.
Lo hice, sí lo hice, me estiré y lo abrazé, no desapareció, estaba ahí, seguía ahí, lo abrazé más fuerte, lo miré una vez más y me di cuenta que no había desaparecido, estaba ahí, su mirada seguía ahí, entonces lo abrazé con todas mis fuerzas, setía que en cualquier momento desaparecería, y lo abrazé aún más fuerte, hasta que sentí que mi mejilla se había humedecido y rápidamente toqué mi cara, mis ojos tiraban agua, era algo que nunca había experimentado ni sentido. Me pregunté si era lo que según escuché se llamaba llorar, lo solté un instante y sin dejar de llorar lo contemplé, era tan hermoso y seguía ahí, su mirada y su cuerpo no me habían dejado, lo observé un tiempo largo, lo abrazé de nuevo sentía esa necesidad de que me acompañe, ya que mi angustia me había abndonado y nunca había podido sentir nada además de ella. Me sentía abrumada, no quería que Él me abandonara también, de pronto sentí algo en mi espalda, suave al principio, y luego una presión, no sabía qué era, nunca lo había sentido, hasta que me di cuenta que me estaba devolviendo el abrazo, eso me hizo abrazarlo más fuerte y llorar aún más, entonces me abrazó y me sostuvo en sus brazos, luego sentí algo suave en mi cuello, sus labios presionaron contra este, era eso sí, un beso y acontinuación escuché "No llores, no me iré a ningún lado, ta acompañaré por toda la eternidad".
Me quedé sin aliento, esas palabras, tan dulces, tan claras, su voz tan hermosa, tan profunda, me hizo darme cuenta que sí, soñé, pero nunca me iba a despertar de ese sueño, era infinito, y mientras Él me acompañara nada me faltaba...
Annie
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